¿Cuál es la televisión que queremos?

Con la realización de Instituto Profesional Arcos y la producción de Moba Imagen, volvió en una segunda versión 2013 de  

¿Cuál es la televisión que queremos 2013?

El Mostrador enlace.

Espacio de debate y conversación dedicado al acontecer televisivo en Chile y a las estrategias que influyen en su desarrollo programático y tecnológico. En esta oportunidad contamos como la participación y el director de la Señal 3 de La Victoria Luis Lillo quien expuso su mirada respecto del marco jurídico que tendría la esperada TDT. y  la periodista de la Universidad de Chile  Manuela Gumusio, actualmente Directora del Observatorio de medios Fucatel, con una vasta trayectoria en televisión como académica, investigadora, directora, realizadora, de programas de distintos géneros y formatos. Y que ha puesto en evidencia desde hace tiempo, en los distintos medios de comunicación, la necesidad “De una TV pública que sea el lugar donde se pueda acceder a programas, visiones, formatos que los otros canales comerciales no abordan por razones comerciales o ideológicas” “una TV a la altura de nuestra democracia y de nuestra realidad. La TV comercial no está ofreciendo contenidos estimulantes ni debates donde se expresen los que hoy están influenciando el país.

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En ojos del director de la Señal 3 de La Victoria, la sociedad chilena está reflejada en el acontecer de la discusión silenciosa de la TDT. “Hoy la televisión está destinada a formar entes y no personas. La mayor cantidad de programas culturales se exhiben en el trasnoche. Las películas y documentales más importantes hechos en Chile van en pantalla a la una de la mañana y cortados; Si no fuera por la presión de la gente podrían darlos a las 4 de la mañana”, sostuvo Lillo.

“Esta sociedad que se ha construido sobre la base de consumismo, no se pregunta el por qué de las cosas, es en definitiva la sociedad que ha construido esta democracia. La plutocracia que es el poder político al servicio del económico. Eso lo hizo la Concertación vendiendo todo el país, ahora lo hacen con la ley de televisión”, lamentó.

Para Luis Lillo, no existen coincidencias y la Ley de TV fue parte de lo negociado para cerrar el Penal Cordillera. “Lo digo porque sólo el senador Navarro, uno de todos los parlamentarios que hablamos votó en contra esta ley, todos los demás en años de lobby en el Congreso en que nos concedieron y dijeron que apoyarían, pero al votar se dan vuelta la chaqueta. Eso te muestra para dónde va todo esto”.

Es que para los que son parte de los escasos medios comunitarios, el camino está cimentado hace tiempo. Ya en el minuto que se debió legislar para la vigencia de las señales de sintonización digital de radio, los tentáculos de los grupos de poder controladores de la realidad medial chilena hicieron el rayado de cancha. “Cuando se hizo la ley para las radios, había más de 2 mil radios comunitarias. Promulgada la ley no quedan más de 200 radios en todo Chile. En España cuando se hizo la ley de TDT había muchos canales comunitarios, hoy ves en esas señales, el canal del tarot, del llame ya, del sexxhop. Esa es la ley de TDT que tenemos ahora”, sentencia Lillo.

Y no se queda ahí. Define al actual subsecretario de la SUBTEL, Jorge Atton como un mentiroso. “Él dice que nos entregará el 40% del espectro, pero es en realidad, un 40 del remanente y ese apellido no lo lees en ningún diario”.

A jucio de la directora de FUCATEL, los proyectos de ley emanados de La Moneda en el gobierno de Bachellet buscaban cambiar el escenario de la TV, pero fueron sus propios ministros de Transportes y Hacienda los que lo frenaron dicha oportunidad.

“Ella (Bachelet) tenía la profunda convicción que estas leyes debían cambiar el actual escenario, debía avanzarse hacia el fomento, el desarrollo y las facilidades para generar contenidos de calidad”, sostuvo Gumucio.

Cuando la entonces Presidenta de la República Michelle Bachellet llama a René Cortázar para arreglar el despelote provocado por el Transantiago, haciéndose cargo del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones “él le exigió que el tema de la Televisión Digital quedara en sus manos, sin ser un tema de esa cartera”, cuenta Manuela Gumucio y con razón ya que el tema de la TVD era atribución de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (SUBTEL) o bien le habría correspondido a la Secretaría General de Gobierno que ve las políticas comunicacionales impulsadas por el gobierno.

“Esta ley tenía una pata muy ínfima en los aspectos tecnológicos, pero el gran tema era la oportunidad que se tenía después de muchos años de cambiar este escenario y eso definitivamente no pasó”, dice Gumucio. “Y por otra parte, el Ministro Velasco se opuso completamente a que estas leyes tuvieran un atisbo de financiamiento público y si bien no es lo relevante, es la única forma que tenemos de marcar a TVN como un canal público”. “Si el Estado sólo le va a exigir que entregue utilidades cuando los beneficios son grandes, ellos van a hacer lo que se les antoje”, añadió durante el foro organizado por el Instituto Profesional ARCOS y la productora MOBA Imagen.

“Esta es una ley sesgada, es una ley espuria, y a lo único que nos lleva es al cierre de todas las televisiones comunitarias de este país que tanto esfuerzo costó construir. Y eso se lo debemos a la clase política”, apuntó Lillo.

De acuerdo al nuevo marco regulatorio de la TDT, los canales de cobertura regional tendrán que pasar por comisiones y una serie de observaciones que deberán cumplir para asignárseles una señal y no así los que poseen el llamado derecho histórico que evoca la ANATEL. “Con esta ley nos farreamos la oportunidad que había de tener un escenario más democrático en Chile en materia de comunicaciones”, comentó Gumucio.

“A este país le falta participación, a ninguno de nosotros nos han preguntado cuál es la TV que queremos”, remató Lillo.

Apagón Analógico sí, Apagón Cultural Nunca

A comienzos de los años ’90 el Estado Chileno canceló las deudas del canal y Televisión Nacional de Chile (TVN) pasó a ser una empresa pública que debía autofinanciarse, dejándola al amparo del mercado. Como participante de la comisión de TV del gobierno de Patricio aylwin, Gumucio sostiene que “se dicutió mucho en torno a la privatización que hizo Pinochet de TVN ya derrotado en el plebiscito. Fue una discusión grande, pero la posición mayoritaria fue que era buena la privatización, sí con la idea de que debía ser regulado (…) Con la llegada del Gobierno de Aylwin, toda esta idea de la regulación se acabó. Por lo que la privatización se fue agudizando, al irse vendiendo los canales por ejemplo la señal de Mega que era una concesión de TVN o lo que ocurrió con el canal de la Universidad de Chile”.

Quienes se hicieron cargo del canal ejercieron su poder con los mismos criterios de connivencia de terror hacia la derecha. Y se vivía un clima enrrarecido, de hecho se recibían llamadas para bajar contenidos, pero pese a ello se comenzó a realizar una TV con una búsqueda por generar contenidos democráticos. Ejemplo de ello, son Ojo con el Arte, el Show de los Libros o la Manzana de la Discordia, entre otros. En este último programa Manuela Gumucio era parte de la producción.

“La derecha se dio cuenta que sacar su pensamiento de orden natural no les convenía”. “Comencé a tener problemas con Jorge Navarrete, director por esos años de TVN y finalmente el programa se acabó, era un período muy difícil y esto derivó en que se industrializara la TV. Se comienza a comprar formatos y comenzó a gestarse la relación asimétrica entre productores independientes y los canales, Cortázar decía que esto era una industria y cada quien debía defender su lado, es decir, desde el canal pagar lo menos posible y a los productores independientes que les pagaran por generar el pluralismo que necesitaba la TV pública, ese fue el criterio con el que se funcionó”.

“Pese a todo, ahora último hay unas tres o cuatro producciones que rescatan la lógica de la TV pública como Los Archivos del Cardenal que trataron por todos lados de bajarlo o el documental El Diario de Agustín que todavía TVN no emite, pese a haber adquirido sus derechos”.

“Lo que nosotros planteamos es que debe haber un canal público que debe tener algo de financiamiento estatal, pero no completamente, porque lo que importa es que la oferta compensatoria o de equilibrio que hace un canal público frente a la oferta comercial sea permanente y no esté sujeta a los vaivenes de la rentabilidad del canal y que además éste sea un compromiso obligatorio”, puntualizó Gumucio en la charla.

Al día siguiente de terminado el trámite de la Ley de Televisión Digital, el gobierno del presidente Sebastián Piñera publicó en el diario oficial la denominada Ley Corta de TVN que lo que hace es “simplemente dejar abierta la posibilidad de hacer lo que se quiera con el canal público, porque se modificó el artículo en que se defenían algunas obligaciones específicas, por lo tanto, quedó establecido que tiene los mismos deberes y obligaciones que la televisión comercial”, apunta Gumucio. “Nosotros hicimos público la gravedad de esto. Esta ley se lanzó con carácter de urgente porque se supone que el canal público no era capaz de financiarse, para poder desarrolarse comercialmente TVN necesitaba una ampliación de giro y por una cosa tan nimia como una ampliación de giro, es que  se le dio esta urgencia. Por lo menos en la ley larga, diremos, se especifica mejor cuáles son las obligaciones de un canal público, pero de todas formas en este momento estamos en una zona de peligro de la sobrevivvencia de la TV pública para Chile”, enfatiza Gumucio.

Decisiones ya Tomadas

Con muchos años dedicados a la comunicación comunitaria, Luis Lillo sostiene que los canales comunitarios obedecen a la rebeldía ciudadana. “La Señal 3 nace por la necesidad de tener comunicación. Yo creo que efectivamente los canales comunitarios no deberían existir, porque lo que realmente necesita el país es una comunicación de verdad entre todos los sectores, que haya una transversalidad de comunicación”.

Finalmente parece que eso que llamamos TV Pública, no es más que un eslogan de campaña. “Cuando en un país no hay democracia, no hay libertad de expresión. Cuando en un país no hay libertad de comunicación, obviamente el pueblo genera su propia reacción, su propia autodefensa y frente a ello es que surgen los canales comunitarios hace 18 años atrás”.

“Un día fuimos a hacer lobby al Congreso y la solicitud era que la mitad de los dineros que el gobierno pone en publicidad en El Mercurio y La Tercera se repartiera para el desarrollo de la TV local, las radios comunitarias y los medios populares de cualquier tendencia”. Como en definitiva hubo una respuesta negativa desde el Congreso Nacional “comienzas a darte cuenta que detrás de esto hay una máquina muy poderosa”, advierte Lillo.

Manuela Gumucio recuerda los debates Provocaciones, organizados por FUCATEL en torno a la discusión del desarrollo de la TDT, y entre los invitados un especialista español le confesó que cuando se da pelea con los grandes y poderosos nunca se va a ganar la guerra, pero sí se puede ganar un poco. “Por eso es que los esfuerzos no se focalizaron en las señales comunitarias, pero sí en tener una verdadera TV pública, quizás fue un error, y podríamos haber hecho mucho más, pero a nosotros nos parecía importante no dejar libre el camino para que acabacen con la televisón de todos”, añadió.

¿Cuál es la televisión que queremos 2012?

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¿Cuál es la televisión que queremos? En chile, la televisión es uno de las herramientas que mas utiliza la población; para la distracción y entretención. Distintas polémicas han surgido en torno a ella por el rol que deben cumplir los canales de Tv. La farándula, los noticieros extensos, el deporte que es igual a fútbol, todos estos elementos se destacan y predominan en los llamados contenidos televisivos. ¿Es esto lo que queremos ver en el futuro?.

Merecemos esta parrilla programática que nos despierta con matinales farandulizados y que termina el día con realitys cargados al chisme, peleas y amores grabados.

Formamos un panel de discusión y juntamos a tres personajes ligados a la televisión, que analizaron, defendieron y proyectaron la tv de hoy en día. El periodista y conductor del programa Aquí en Vivo Rafael Cavada ve una dicotomía en la relación que tiene la tele-audiencia con la farándula “Que ocurre con la gente, ¿miente cuando elige programas y dice la verdad cuando contesta las encuestas?, porque en general, si uno hiciera caso a las encuestas de televisión a SQP no lo vería nadie”. Muy cierto es de lo contrario no seria rentable para ningún canal de tv mantener un programa con contenido de farándula criolla sin que nadie lo viera.

Con la llegada de la tv digital surgen dudas y expectativas desconocidas para nosotros, los televidentes que estamos día a día frente a una caja mágica. ¿En qué consiste la nueva era digital?, ¿Veremos más cultura?, ¿Mas reportajes al estilo BBC? ¿Serán contenidos de calidad, olvidando la tv basura?.

Santiago Pavlovic reflexiona sobre la oferta de tv chilena y dice “la televisión que tenemos es la televisión que nos merecemos, es como los gobiernos, el gobierno que tenemos es el gobierno que nos merecemos, y eso puede ser bueno o puede ser malo, la gente es la que resuelve muchas veces, privilegian los programas de humor burdo, los programas de cosas gruesas, y eso lo que les gusta”. Los noticieros se han transformado en los últimos años en extensos informativos que mezclan distintos contenidos, con una duración cercana a la hora y media, con 30 minutos de fútbol, con extensos reportajes de distinta índole; como “La ruta del competo”, “La mejor toalla para el verano” “El día del sushi” etc, la fórmula ha generado buenos resultados, el rating los acompaña, entonces cabe preguntarse ¿Quiénes desean una televisión de excelencia?, o quiénes reclaman son parte de una elite como dice Santiago Pavlovic; “Esa elite es la que quiere una televisión de alta calidad con reportajes como los de la BBC o con reportajes que además son muy costosos”.

El Periodista y analista de medios Cristóbal Florenzano señala que “hay varios actores que están esperando entrar a la televisión digital, los canales están pensando como poder sacar ofertas de contenido nuevo que no van a ser completamente nuevas sino que con mucho contenido reciclado”.

La tv digital en Chile promete en potencia 90 señales, actualmente existen 7. Pero ¿Qué realmente quiere la masa de la televisión? ¿Quiere entretención, distracción, un bálsamo de risas y copuchas de los distintos rostrillos que se pasean por los canales nacionales? ¿O quiere una programación cargada al análisis político, de conversación, de extensos reportajes que develen a los ladrones de cuello y corbata?

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